viernes, 10 de noviembre de 2006

RESEÑA


Rafael Pombo,(1833-1912)


Fue un poeta colombiano nacido Bogotá, estudió ingeniería, luego se hizo diplomático, fue miembro del Parlamento de su país; y se lo considera uno de los grandes poetas y narradores del romanticismo hispanoamericano. Si bien, a diferencia de los románticos del Río de la Plata, y debido a su permanencia en los Estados Unidos, tomó la influencia del romanticismo anglosajón en lugar de la influencia francesa que había penetrado con sus posturas estéticas y sus ideas liberales en el sur de América.
Entre los temas de sus poesías, se pueden señalar: el amor, la naturaleza, la desesperación y la soledad.
Pero la mayor popularidad la alcanzó este autor en su país y en obras antológicas, en la literatura infantil, especialmente los textos contenidos en su libro Cuentos pintados y cuentos morales para niños formales (1854).
Se pueden citar La hora de las tinieblas, Preludio de primavera; y para niños, cuentos rimados como Simón El Bobito, Doña Pánfaga, Renacuajo paseador, Cutufato y su gato, Pastorcita, La Pobre Viejecita, El niño y la mariposa.
Su textos fueron reunidos de forma póstuma en Poesías (1916-1917) y Traducciones poéticas (1917).
Logró recrear los recuerdos de la infancia en su país y muchos de los chicos recuerdan a Rin Rin, el renacuajo, los vestidos de la Pobre Viejecita y las colas de las ovejas de la Pastorcita.

PASTORCITA



Pastorcita perdió sus ovejas
¡y quién sabe por dónde andarán!
-No te enfades, que oyeron tus quejas
y ellas mismas bien pronto vendrán.

Y no vendrán solas, que traerán sus colas,
Y ovejas y colas gran fiesta darán.
Pastorcita se queda dormida,
Y soñando las oye balar.

Se despierta y las llama enseguida,
Y engañada se tiende a llorar.
No llores, pastora, que niña que llora
Bien pronto la oímos reír y cantar.

Levantóse contenta, esperando
Que ha de verlas bien presto quizás;
Y las vio; mas dio un grito observando
Que dejaron las colas detrás.

Ay mis ovejitas ¡pobres raboncitas!
¿dónde están mis colas? ¿no las veré más?
Pero andando con todo el rebaño
Otro grito una tarde soltó,
Cuando un gajo de un viejo castaño
Cargadito de colas halló.

Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento,
Allí unas tras otra ¡colgadas las vio!
Dio un suspiro y un golpe en la frente,
Y ensayó cuanto pudo inventar,
Miel, costura, variado ingrediente,
Para tanto rabón remendar;
Buscó la colita de cada ovejita
Y al verlas como antes se puso a bailar

LA POBRE VIEJECITA


Érase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
Leche, vino, té y café,
Y la pobre no encontraba
Qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía
Ni un ranchito en que vivir
Fuera de una casa grande
Con su huerta y su jardín

Nadie, nadie la cuidaba
Sino Andrés y Juan Gil
Y ocho criados y dos pajes
De librea y corbatín

Nunca tuvo en qué sentarse
Sino sillas y sofás
Con banquitos y cojines
Y resorte al espaldar

Ni otra cama que una grande
Más dorada que un altar,
Con colchón de blanda pluma,
Mucha seda y mucho olán.

Y esta pobre viejecita
Cada año, hasta su fin,
Tuvo un año más de vieja
Y uno menos que vivir

Y al mirarse en el espejo
La espantaba siempre allí
Otra vieja de antiparras,
Papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecita
No tenía que vestir
Sino trajes de mil cortes
Y de telas mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos,
Chanclas, botas y escarpín,
Descalcita por el suelo
Anduviera la infeliz

Apetito nunca tuvo
Acabando de comer,
Ni gozó salud completa
Cuando no se hallaba bien

Se murió del mal de arrugas,
Ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
Ni de hambre ni de sed.

Y esta pobre viejecita
Al morir no dejó más
Que onzas, joyas, tierras, casas,
Ocho gatos y un turpial

Duerma en paz, y Dios permita
Que logremos disfrutar
Las pobrezas de esa pobre
Y morir del mismo mal

MIRRINGA MIRRONGA


Mirringa Mirronga, la gata candongava a dar un convite jugando escondite,y quiere que todos los gatos y gatasno almuercen ratones ni cenen con ratas."A ver mis anteojos, y pluma y tintero,y vamos poniendo las cartas primero.Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas,y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas."Ahora veamos qué tal la alacena.Hay pollo y pescado, ¡la cosa está buena!Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa.¡Qué amable señora la dueña de casa!"Venid mis michitos Mirrín y Mirrón.Id volando al cuarto de mamá Fogónpor ocho escudillas y cuatro bandejasque no estén rajadas, ni rotas ni viejas."Venid mis michitos Mirrón y Mirrín,traed la canasta y el dindirindín,¡y zape, al mercado! que faltan lechugasy nabos y coles y arroz y tortuga."Decid a mi amita que tengo visita,que no venga a verme, no sea que enferme,que mañana mismo devuelvo sus platos,que agradezco mucho y están muy baratos."¡Cuidado, patitas, si el suelo me embarran¡Que quiten el polvo, que frieguen, que barran¡Las flores, la mesa, la sopa!... ¡Tilín!Ya llega la gente. ¡Jesús, qué trajín!".Llegaron en coche ya entrada la nocheseñores y damas, con muchas zalemas,en grande uniforme, de cola y de guante,con cuellos muy tiesos y frac elegante.Al cerrar la puerta Mirriña la tuertaen una cabriola se mordió la cola,mas olió el tocino y dijo "¡Miaao!¡Este es un banquete de pipiripao!"Con muy buenos modos sentáronse todos,tomaron la sopa y alzaron la copa;el pescado frito estaba exquisitoy el pavo sin hueso era un embeleso.De todo les brinda Mirringa Mirronga:– "¿Le sirvo pechuga?" – "Como usted disponga,y yo a usted pescado, que está delicado".– "Pues tanto le peta, no gaste etiqueta:"Repita sin miedo". Y él dice: – "Concedo".Mas ¡ay! que una espina se le atasca indina,y Ñoña la hermosa que es habilidosametiéndole el fuelle le dice: "¡Resuelle!"Mirriña a Cuca le golpeó en la nucay pasó al instante la espina del diantre,sirvieron los postres y luego el café,y empezó la danza bailando un minué.Hubo vals, lanceros y polka y mazurca,y Tompo que estaba con máxima turca,enreda en las uñas el traje de Ñoñay ambos van al suelo y ella se desmoña.Maullaron de risa todos los danzantesy siguió el jaleo más alegre que antes,y gritó Mirringa: "¡Ya cerré la puerta!¡Mientras no amanezca, ninguno deserta!"Pero ¡qué desgracia! entró doña Engraciay armó un gatuperio un poquito seriodándoles chorizo de tío Pegadizopara que hagan cenas con tortas ajenas.

RINRÍN RENACUAJO




El hijo de rana, Rinrín renacuajo
Salió esta mañana muy tieso y muy majo
Con pantalón corto, corbata a la moda
Sombrero encintado y chupa de boda.

-¡Muchacho, no salgas¡- le grita mamá
pero él hace un gesto y orondo se va.

Halló en el camino, a un ratón vecino
Y le dijo: -¡amigo!- venga usted conmigo,
Visitemos juntos a doña ratona
Y habrá francachela y habrá comilona.

A poco llegaron, y avanza ratón,
Estírase el cuello, coge el aldabón,
Da dos o tres golpes, preguntan: ¿quién es?
-Yo doña ratona, beso a usted los pies

¿Está usted en casa? -Sí señor sí estoy,
y celebro mucho ver a ustedes hoy;
estaba en mi oficio, hilando algodón,
pero eso no importa; bienvenidos son.

Se hicieron la venia, se dieron la mano,
Y dice Ratico, que es más veterano :
Mi amigo el de verde rabia de calor,
Démele cerveza, hágame el favor.

Y en tanto que el pillo consume la jarra
Mandó la señora traer la guitarra
Y a renacuajo le pide que cante
Versitos alegres, tonada elegante.

-¡Ay! de mil amores lo hiciera, señora,
pero es imposible darle gusto ahora,
que tengo el gaznate más seco que estopa
y me aprieta mucho esta nueva ropa.

-Lo siento infinito, responde tía rata,
aflójese un poco chaleco y corbata,
y yo mientras tanto les voy a cantar
una cancioncita muy particular.

Mas estando en esta brillante función
De baile y cerveza, guitarra y canción,
La gata y sus gatos salvan el umbral,
Y vuélvese aquello el juicio final

Doña gata vieja trinchó por la oreja
Al niño Ratico maullándole: ¡Hola!
Y los niños gatos a la vieja rata
Uno por la pata y otro por la cola

Don Renacuajito mirando este asalto
Tomó su sombrero, dio un tremendo salto
Y abriendo la puerta con mano y narices,
Se fue dando a todos noches muy felices

Y siguió saltando tan alto y aprisa,
Que perdió el sombrero, rasgó la camisa,
se coló en la boca de un pato tragón
y éste se lo embucha de un solo estirón

Y así concluyeron, uno, dos y tres
Ratón y Ratona, y el Rana después;
Los gatos comieron y el pato cenó,
¡y mamá Ranita solita quedó!

SIMON EL BOBITO



Simón el bobito llamó al pastelero:
¡a ver los pasteles, los quiero probar!
-Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
ver ese cuartillo con que has de pagar.
Buscó en los bolsillos el buen Simoncito
y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

A Simón el bobito le gusta el pescado
Y quiere volverse también pescador,
Y pasa las horas sentado, sentado,
Pescando en el balde de mamá Leonor.

Hizo Simoncito un pastel de nieve
Y a asar en las brasas hambriento lo echó,
Pero el pastelito se deshizo en breve,
Y apagó las brasas y nada comió.

Simón vio unos cardos cargando viruelas
Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.
Pero peor que agujas y puntas de espuelas
Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos
Porque su mamita no le dio jabón,
Y cuando cazaban ratones los gatos
Espantaba al gato gritando: ¡ratón!

Ordeñando un día la vaca pintada
Le apretó la cola en vez del pezón;
Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada
Que como un trompito bailó don Simón.

Y cayó montado sobre la ternera
Y doña ternera se enojó también
Y ahí va otro brinco y otra pateadera
Y dos revolcadas en un santiamén.

Se montó en un burro que halló en el mercado
Y a cazar venados alegre partió,
Voló por las calles sin ver un venado,
Rodó por las piedras y el asno se huyó.

A comprar un lomo lo envió taita Lucio,
Y él lo trajo a casa con gran precaución
Colgado del rabo de un caballo rucio
Para que llegase limpio y sabrosón.

Empezando apenas a cuajarse el hielo
Simón el bobito se fue a patinar,
Cuando de repente se le rompe el suelo
Y grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar!

Trepándose a un árbol a robarse un nido,
La pobre casita de un mirlo cantor,
Desgájase el árbol, Simón da un chillido,
Y cayó en un pozo de pésimo olor

Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco:
Y volviendo a casa le dijo a papá:
Taita yo no puedo matar pajaruco
Porque cuando tiro se espanta y se va.

Viendo una salsera llena de mostaza
Se tomó un buen trago creyéndola miel,
Y estuvo rabiando y echando babaza
Con tamaña lengua y ojos de clavel.

Vio un montón de tierra que estorbaba el paso
Y unos preguntaban ¿qué haremos aquí?
Bobos dijo el niño resolviendo el caso;
Que abran un grande hoyo y la echen allí

Lo enviaron por agua, y él fue volandito
Llevando el cedazo para echarla en él
Así que la traiga el buen Simoncito
Seguirá su historia pintoresca y fiel.